Hay controversia entre los distintos investigadores si la imagen ya estaba en Murcia a la llegada del futuro rey Alfonso o si fue él mismo el que la trajo a la ciudad.
En el primer caso, se apunta a que la imagen se localizaba en una capilla del arrabal de la Arrixaca, donde se les permitía el culto cristiano a los mercaderes italianos, principalmente de Pisa y Génova, que venían por el comercio de la seda, ya que en la esa época la ciudad de Murcia era una de las principales productoras del Mediterráneo.
La segunda hipótesis es que la imagen fue traída por el infante don Alfonso y situada en una ermita mozárabe del barrio de la Arrixaca.
En cualquier caso, don Alfonso le dedica una Cantigas, especialmente la 169 [1].
Su nombramiento, por el rey Sabio, de patrona del Antiguo Reino de Murcia nunca fue revocado; su ancestral devoción y milagros están recogidos en la Cantiga 169 que el rey Alfonso X el Sabio dedicó a la Arrixaca.