El relieve del municipio por los montes situados entre los ríos Guadalimar y Guadalquivir.
La villa nació como tal en 1396 gracias a la petición efectuada por Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo, al rey Enrique III.
A principios del siglo XIX durante la guerra contra el invasor francés, fue refugio de guerrilleros que acosaron continuamente el paso de las tropas napoleónicas.
Como consecuencia de estas actividades se produjeron diversos daños en los conventos.
Su desarrollo se ha centrado fundamentalmente hacia el noreste y sureste, siguiendo la línea marcada por la carretera nacional 322 y por las locales que abren el paso hacia el parque natural.
Actualmente, cuatro grandes almazaras trabajan en la obtención del aceite de las aceitunas.
El cultivo de cereal es ahora vestigial, pues se ha ido sustituyendo por olivar.
Destacan por su interés histórico-artístico varios edificios, parajes de gran importancia en fauna y flora o enclaves con un gran valor paisajístico: La gastronomía villanovense es muy variada pudiéndose destacar entre otros platos la pipirrana, las migas y las gachamigas o el ajo morcilla.