La altitud oscila entre los 530 metros al suroeste, en las estribaciones de la sierra de Fuente del Maestre, y los 350 metros al norte, a orillas del arroyo Bonhabal.
También en este mismo año, 1982, Antonio de Solís y Sánchez Arjona, publica Villafranca en la historia, libro de investigación histórica que viene a completar lo ya existente sobre la ciudad.
Años más tarde se localizan los restos de un asentamiento romano, descubierto y estudiado por Alonso Rodríguez Díaz.
Es probable que este núcleo se corresponda con Perceiana, «mansio» ubicada entre Contributa y Augusta Emerita, según las fuentes.
Este primitivo emplazamiento fue abandonado para reaparecer en el lugar que ocupa en la actualidad.
En su término municipal y en estrecha relación con su potencial agropecuario, se localiza una amplia serie de asentamientos y vestigios arqueológicos que evidencian una ocupación casi ininterrumpida de esta zona desde la Prehistoria hasta nuestros días.
Los restos más antiguos encontrados remiten a los momentos finales de la Edad del Cobre o Calcolítico (1800 a. C., aproximadamente).
Estos corresponden a un pequeño poblado en llano ubicado en el paraje de Los Cortinales, justo en el lugar donde hoy se encuentran los depósitos de agua que abastecen a la población.
Por su parte, los posibles silos muestran perfiles acampanados y su profundidad es mayor.
Los materiales cerámicos aparecidos en estas fosas son muy parecidos a los de La Pijotilla (Badajoz), y nos remiten a una etapa final del Calcolítico, aproximadamente entre 2000 y 1800 antes de Cristo.
También en este ambiente epicalcolítico o quizá en un tiempo inmediatamente posterior (Edad del Bronce), se inscribe el hallazgo de varios enterramientos en cista (enterramientos individuales consistentes en una reducida superficie delimitada y cubierta por lajas de piedra donde el cadáver se encontraba en posición fetal, junto al cual solía colocarse el ajuar), en el paraje de Las Palomas, a escasamente 3 km al sur de la población.
Tras un hallazgo casual (1983), se procedió a una intervención de urgencia (1985) que permitió exhumar cinco nuevas sepulturas que por el momento no han podido ser asociadas a ningún asentamiento estable.
La Protohistoria en el término municipal se muestra como un auténtico vacío informativo, si bien en zonas próximas se han registrado importantes hallazgos: las estelas de Fuente de Cantos y Almendralejo del Bronce Final.
[6] Del final del periodo antiguo destaca la presencia visigoda, hasta hace pocos años desconocida, que ha sido constatada con la aparición de un capitel visigodo asociado a un centro religioso.
Según indican las prospecciones arqueológicas existió un pequeño poblado musulmán, pero debido a la falta de mayores restos arqueológicos y documentales se cree que fue un núcleo poblacional de poca entidad.
[9] A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura, entonces conocido como Villafranca.
Si históricamente su base económica ha sido el sector primario, en los últimos años se están invirtiendo los datos.
La Vid (67 000 hectáreas) posibilita la producción y comercialización de vinos con la denominación de origen Ribera del Guadiana; además, cabe citar la producción del Olivo y la Cebada.
Tras las elecciones de 1983, el ayuntamiento ha estado en manos del PSOE, primero por José Espinosa Bote y después por Ramón Ropero Mancera.
La nueva alcaldesa es Isabel María García Ramos, también del partido Ciudadanos.
El municipio está muy bien comunicado por carretera, atravesándolo la carretera nacional N-630 que une Gijón con Sevilla y permite dirigirse tanto a la capital autonómica como a otros núcleos cercanos, en paralelo a esta carretera discurre la autovía Ruta de la Plata que tiene el mismo recorrido que la nacional y que cuenta con varias salidas directas en Villafranca, permitiendo unas comunicaciones más rápidas con el resto del país.
Además un tren al día enlaza con la estación de Atocha en Madrid.
cuando salgas del taller, cuando salgas del taller, ya sabes donde te espero, la acera don Agustín, date prisa que me muero, la acera de don agustín, date prisa que me muero.
Y aquí va la despedida, y aquí va la despedida, morenita resalada si quieres que la repita te la cantare mañana, si quieres que la repita te la cantare mañana.
En su primera edición resultó ganador el cortometraje Estocolmo de Álvaro Martín.
Tiene lugar a la misma vez que la celebración del Expobarros, contando con una afluencia masiva de público.
También se desarrollan juegos y competiciones sin olvidar la gastronomía local.
Esta fiesta se festeja en los primeros días de septiembre donde todos los habitantes se reúnen para convivir y escuchar el canto a nuestra tierra y a su gente.
La música siempre ha sido un elemento fundamental de su cultura y por ello, el museo cuenta con un espacio exclusivo dedicado a la historia musical del municipio, con una interesante colección de instrumentos.
[23] La gastronomía en Extremadura es uno de los puntos fuertes del turismo en nuestra región y por tanto, también en esta localidad.