También alcanzó gran renombre como humanista, jurista, legislador y defensor del catolicismo.
Fue tutor del príncipe Felipe de España durante su primer viaje al Imperio y los Países Bajos.
En 1542 regresó Viglius a los Países Bajos y, tras la intercesión de Nicolás Perrenot de Granvela a Carlos V, fue nombrado miembro del Consejo Privado en Bruselas, que presidió desde 1549.
Como buen humanista Viglius tenía especial interés en la historia y concedía gran importancia a la preservación de documentos antiguos.
Como jurista Viglius es conocido por sus Institutiones Iuris Civilis en linguam graecam por traductae Theophilum (ed.