La fuente del poema, según el propio autor, era la Vita Sanctae Aureae escrita por Muño, el maestro y confesor de la santa y de su madre Amunia, un monje emilianense del s. XI, texto que no ha llegado a la posteridad.
La obra está incompleta y presenta doscientas cinco estrofas; las veintiuna últimas parecen añadidas, quizá por el mismo Berceo.
Como es habitual en el autor, consta de tres partes principales, cada una centrada en torno a una visión sobrenatural de la protagonista: El texto se enmarca además entre una introducción (estrofas 1-24) y un epílogo (180-184), formando una estructura ojival tensiva y distensiva en torno a la visión central.
Se cree que fue la última obra compuesta por Berceo, en la segunda mitad del siglo XIII y con toda probabilidad después de 1252.
Joaquín Gimeno Casalduero resume así su argumento: "La introducción presenta a Santa Oria, cuenta su vida hasta el momento en que empiezan las visiones; es decir, habla de su patria y de sus padres, refiere su entrada en el monasterio, enumera sus virtudes, y atribuye a esas virtudes los méritos por los que gana la felicidad eterna tras la muerte y la gracia de la visión en esta vida.