Vergüenza (sentimiento)

[2]​ Su sinónimo manu fontana (del latín manus fontanis, cuya etimología remite a la «pérdida del nombre» —de in-nomen, «sin nombre»—) da a entender el efecto de una acción deshonrosa o injusta, términos de los que es sinónimo.

La línea divisoria entre los conceptos de ignominia, culpa y vergüenza no está completamente definida.

[7]​ En esta misma línea, Fossum y Mason escriben en «Facing shame» que «mientras la culpabilidad es un sentimiento doloroso de arrepentimiento y responsabilidad sobre los propios actos, la vergüenza es un sentimiento doloroso sobre uno mismo como persona».

Kaufman considera la culpa como una conducta aprendida que consiste básicamente en una acusación dirigida a uno mismo o al desprecio hacia una serie de acciones (incluida la vergüenza) de la que uno se hace responsable.

En el campo de la ética, y especialmente en la psicología moral, aún está abierto el debate sobre si la vergüenza es una emoción heterónoma; que plantea si la vergüenza implica per se un reconocimiento de la valoración negativa que otros pueden tener sobre nosotros o no.

Otro punto de vista sobre el tema argumenta que las dos emociones se solapan en un continuum, aunque difieren en intensidad.

Bradshaw sostiene que la «vergüenza tóxica» se induce en niños tras situaciones de abuso.

La «pérdida» del nombre o algún atributo conmemorativo se ha visto históricamente manifestada como señal de ignominia.

En Roma, la damnatio memoriae (literalmente «maldición de la memoria») se consideraba la medida más extrema para reprobar a los tiranos, como Nerón o Calígula.

La opinión común, así como las conductas esperadas pueden causar el sentimiento de vergüenza individual (así como la reprobación pública) especialmente si se contravienen principios eficazmente establecidos por el total de una comunidad o hermandad.

Suele darse en el entorno laboral, como una forma encubierta de control social o ataque.

Del mismo modo, la vergüenza es común en víctimas de entornos socialmente desintegrados, como niños abandonados o que han sufrido abusos.

El senador Richard Gordon denunció esta práctica, que Vincent Crisologo definió como «tácticas de ley marcial».

La vergüenza representada en un capitel del siglo XII en el Monasterio de San Juan de la Peña .