En España, hay referencias al rito en la zona del Levante, desde Castellón a Murcia, las Islas Canarias (especialmente en la isla de la Gomera) y algunas zonas de Cataluña y Andalucía.
En la isla de la Gomera la actividad se ejerció hasta los años treinta del siglo XX.
El rito fue cayendo en desuso debido a la presión de la autoridades y la propaganda que se hacía en contra.
En el resto de las Islas Canarias hay referencias pobres al contrario que en La Gomera.
A un lado del cadáver estaba sentado un hombre que hacía música con guitarra.
En seguimiento de la música, varias parejas circulaban en la sala, estrechamente uncidas en su baile.
Al pasar por frente del chiquilín muerto, le decían a la madre: "El angelito está en el cielo".
Es la creencia que el muertito irá en vuelo hacia la morada celestial, sin escalas y directamente.
Van a ser debidamente atendidas las personas que en el velorio le hagan esos encargues al angelito; el alto cielo los beneficiará.
Entre alcohol, música, y baile, el velorio se prolonga hasta que llega, con la luz diurna, el momento sepulcral.
Para pequeñas localidades aisladas, como era el caso para las provincias cordilleranas, el acontecimiento cobraba una importante significación reanimadora, para las relaciones y el mutuo conocimiento entre los lugareños desperdigados en la vastedad.
«A la altura de los hombros, tenía dos cartoncitos simulando alitas, y en la mano izquierda un vaso.» ..Cerca del cuerpito una jarra con agua, ..«por si al angelito le viniera sed.».
El pequeño ataúd fue llevado por el papá a caballo hasta el lugar del enterratorio..
Este funeral de infantes cuenta con música especial y juegos lúdicos además de rezos, cuyo objetivo es el interceder por el alma del niño difunto como también para que los padres puedan obtener el consuelo en este duelo.