Estos periodos geológicos durante su transformación han permitido que ahora la constitución del suelo de esta zona sea rico en calizas, arcillas y areniscas, junto con margas y dolomías.
Estos materiales dotaron al medio natural con sus coloridos, como el color rojo característico, no obstante la zona recibe el nombre de la comarca de los pueblos rojos, dado por las rocas arcillosas.
El clima es el propio de la estepa castellana, caracterizado por inviernos largos y fuertes heladas que dan paso a veranos cortos y suaves.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja[2] que en el censo de 1842 contaba con 28 hogares y 110 vecinos.
A mediados del siglo XIX, el lugar contaba con 32 casas.