El arqueólogo Nélson Rabada, estudiando el lugar bajo un acuerdo entre EDP e IPPAR, documentó el caso a la prensa, así como a otras organizaciones interesadas en el arte prehistórico y el patrimonio, como la Unesco.
La construcción de la presa llevó a un gran escándalo dentro de los círculos portugueses y mundiales, con el proyecto denunciado ante los periódicos como el "Sunday Times", el "New York Times" o el "International Herald Tribune".
[2] Los grabados encontrados principalmente consisten en representaciones animales, como: caballos, bóvidos (uros) y cápridos.
Los arqueólogos reconocen a sitios como estos como santuarios al aire libre de los hombres prehistóricos.
[3] Uno de los descubrimientos ha sido unas plaquetas grabadas en contexto y cuya datación correspondería con periodos Gravetiense a Magdaleniense.