Urbano Feijóo Sotomayor

Según su propuesta, que no dudaba en calificar de filantrópica,[5]​ durante quince años inmigrantes gallegos serían transportados a la isla para trabajar, conforme a su capacidad y condición, en haciendas particulares o directamente para la Junta de Fomento en obras públicas con contratos de cinco años, tras los cuales si el inmigrante deseaba volver a su tierra la empresa se haría cargo de todos los gastos, así como cargaba con los gastos de aclimatación, estimados en tres meses, en los que el trabajador no dejaría de cobrar su sueldo, así como le cubriría los gastos por enfermedad, vestuario y viajes.[6]​ En los meses siguientes llegaron a la isla otras siete expediciones con inmigrantes gallegos.El contrato firmado en origen entre el trabajador y Feijóo obligaba al primero a trabajar doce horas diarias por cinco pesos fuertes mensuales y, de no hacerlo así, «a sufrir sin queja la corrección que el Reglamento aprobado [por la] autoridad establezca», o ser subcontratado y devuelto a la península, pagando la correspondiente indemnización, en caso de reincidir.Los destinados a trabajar en el ferrocarril de Casilda se habían insubordinado por el retraso en los sueldos, los malos tratos y el incumplimiento de los acuerdos pactados: los tres meses de aclimatación pagados se habían convertido en realidad en tres meses de trabajo, llevaban dos meses sin cobrar, solo habían recibido una muda y dormían hacinados con una tabla por cama.[9]​ Una vez libres, la mayor parte optó por quedarse en la isla, con salarios que cuadruplicaban el contratado con Feijóo.
Retrato de Urbano Feijóo Sotomayor. Litografía Santos González, Madrid. Biblioteca Nacional de España .