Un hombre llamado Flor de Otoño

Lluís decide junto con su novio y otro amigo llevar a cabo un atentado contra el tren en el que viajará el dictador Primo de Rivera.

El plan era de un cliente y camarada suyo que no puede ejecutarlo por estar encarcelado.

Cuando este último se ve perdido ante la policía, denuncia las actividades anarquistas de Serracant, lo que provoca su seguimiento policial y da al traste con todos los planes.

La película destaca por ser una de las primeras en España en las que el papel protagonista es un homosexual, y además este no es un personaje frívolo ni un bufón, como se acostumbraba a representar a los personajes gais las pocas veces que aparecían.

José Sacristán, y los guionistas, demuestran con sensibilidad en su última escena cómo se puede hacer una declaración de homosexualidad sin decir ni una sola palabra.