Tres conversaciones y el Breve relato sobre el anticristo

Esta revista era el suplemento literario mensual del periódico Semana (Неделя), de San Petersburgo.

La obra está encabezada por un prefacio escrito por Soloviev en el cual expone los pormenores del desarrollo de su proyecto.

A continuación, se presentan tres conversaciones en las cuales cinco rusos intercambian opiniones sobre diversos temas, exponiendo sus puntos de vista.

En la ficción, el testigo silencioso ha tomado notas, lo cual le ha permitido reconstruir las conversaciones.

La Dama: una mujer de mediana edad, con curiosidad por todo lo humano, y con ánimo componedor.

Se trata de una obra literaria con contenido teológico y basada en fuentes eclesiásticas.

En cuanto a la grafía en español, la Real Academia Española recomienda en la actualidad escribir ‘anticristo’ con minúscula, dado que le confiere un tratamiento similar al de ‘demonio’ y ‘diablo’, ambos sustantivos comunes, y no nombres propios.

Soloviev señala en su prefacio que “todo esto se encuentra en la Palabra de Dios y en la antigua tradición”.

Al respecto afirma: “Algunos de estos artículos corresponden a lo más acertado que haya escrito.

Durante mucho tiempo no encontré una forma conveniente para realizar este proyecto mío.

[1]​Según consta en la biografía escrita por su sobrino Serguéi Mijáilovich Soloviev, Vida y evolución de la obra de Vladimir Soloviev, el primer título en que había pensado para este libro era Bajo las palmeras.

En Tres conversaciones, principalmente mediante la contienda verbal entre el Señor Z. y el Príncipe, Soloviev polemiza con la doctrina religiosa de León Tolstoi y principalmente con su nuevo evangelio,[1]​ que no contemplan ni la divinidad ni la resurrección de Cristo.

Soloviev afirma que aunque se ubica en el tercer punto de vista, tiene acuerdos parciales con los dos primeros.

El Caballero enfatiza su preferencia por la conversación en lugar del diálogo en términos coincidentes con los de Soloviev en su prefacio:“En cuanto al diálogo, esta palabra no representa más que una ficción, porque supone una conversación que no ha existido jamás.

[El texto] tiene un valor literario dramático porque no se reduce a discusiones abstractas, sino que cada uno de los personajes surge con su carácter propio en los diálogos”.

[12]​ En cuanto a la figura del anticristo, Castellani destaca como aciertos de Soloviev que lo presente como un hombre concreto, al mismo tiempo cabeza visible de un gran movimiento, que ha hecho un pacto con el diablo, y cuyo advenimiento ocurre cuando ya ha comenzado la gran apostasía: “[La] apostasía comenzada suscita al hombre que la corona.

Refiriéndose a los antecedentes del libro, señala algunas influencias: “Por aquellos años, la sociedad rusa se mostraba fascinada ante los sofismas de Tolstoi, (… ) [quien] insistía en varios principios que consideraba intangibles, como por ejemplo, la no resistencia al mal, la perversidad intrínseca de la guerra, etc.

Al contrario, Soloviev notaba que las fuerzas opuestas a tales movimientos se volvían cada vez más vigorosas; y sabía que hacia el fin de la historia, esas fuerzas, concentradas, ofrecerían su más enérgica resistencia contra Dios.

Lc 18, 8), de modo que al llegar el anticristo, la mayoría lo seguirá (cf.

Para Alfredo Sáenz, las ideas esjatológicas (sic) de Soloviev se basan en cuatro supuestos, todos ellos manifestados en Tres conversaciones: el mal tiene un poder efectivo y real en el acontecer histórico, contra el bien, opuesto a Dios; hacia el fin de los tiempos, las fuerzas del mal tenderán a concentrarse y a acrecentar su poder; la historia no es cíclica, sino lineal, y por lo tanto los hechos no se repiten en un eterno retorno; finalmente, la historia no conoce un progreso indefinido, sino que tiene un término y se encamina hacia una meta.

[15]​ De hecho, en la tercera conversación, Soloviev plantea, en la voz del Señor Z. que “[la] idea del anticristo, que según la Biblia, indica por sí misma el último acto de la tragedia histórica, no será la simple incredulidad, o la negación del cristianismo, o el materialismo, u otra cosa análoga.

Sáenz ve en esta impostura la última herejía: “será un falso cristianismo que se levanta[rá] contra el auténtico”.

Pero Soloviev, en la voz del Señor Z., plantea que la guerra no es un mal absoluto, así como la paz no es un bien absoluto, ya que puede haber tanto una guerra justa como una paz perversa,[16]​ esto es, la paz mundana, que puede mezclar el bien y el mal, sobre la cual se habla en la tercera conversación.

Su figura se corresponde con la Segunda Bestia mencionada en el Apocalipsis: de él se afirma que “hizo grandes señales, hasta hacer bajar fuego del cielo a la tierra (Ap 13, 13); y en el Breve relato realiza también otros prodigios, como materializar vales multicolores para indulgencias plenarias sin condiciones, para los pecados pasados, presentes y futuros.

[17]​ Alfredo Sáenz destaca “el acierto de Soloviev en elegir para Segunda Bestia a un obispo católico.

Convocará un Concilio ecuménico y buscará el consenso de todas las confesiones cristianas, concediendo algo a cada uno.

[21]​ Si bien en el texto de Soloviev un grupo de católicos, ortodoxos y protestantes resistirá, y responderá al anticristo que lo único que ellos quieren es al propio Cristo, este grupo no es mayoritario.

Al, respecto, Biffi señala un “peligro que los cristianos corren en nuestros días: el Hijo de Dios no puede ser reducido a una serie de buenos proyectos homologables con la mentalidad mundana dominante”.

[21]​ La predicación del entonces Cardenal Biffi basada en el texto de Soloviev concluye con la afirmación de que “si el cristiano, para abrirse al mundo y dialogar con todos, diluye el hecho salvífico, se cierra a la relación personal con Jesús y se pone de parte del Anticristo”.

[21]​ Cinco rusos que se encuentran ocasionalmente en la región costera del Mar Mediterráneo francés, conversan en una villa sobre diversos temas en tres reuniones diarias consecutivas.

Título completo de la primera edición: Tres conversaciones sobre la guerra, el progreso y el fin de la historia universal, incluyendo el Breve relato sobre el anticristo, con anexos.
Portada de la edición príncipe de Tres conversaciones , de Vladimir Soloviev (San Petersburgo, 1900).
Vladímir Soloviev
Portada de Tres conversaciones , de Vladímir Soloviev. Traducción al francés y estudio preliminar de Eugène Tavernier. Trois entretiens sur la guerre, la morale et la religion , Plon, París, 1916.