Tren gravitacional

Durante la otra mitad del trayecto , la misma aceleración por inercia adquiere un sentido inverso o de "subida" hasta llegar al otro punto superficial, punto de llegada en donde la velocidad se vuelve nula.

En lo concreto dos causas principales impiden la existencia de tales "trenes": el recorrido perforaría la corteza terrestre atravesando zonas con inmensas presiones y temperaturas (si fuera por el centro del planeta Tierra, más de 5.000 °C) o zonas magmáticas.

En segundo lugar la atracción gravitacional no sería aprovechable ya que el solo roce con el aire del túnel frenaría a tal tren, en ese caso la única difícil solución estaría en extraer todo fluido (gaseoso y líquido) del túnel, es decir dejando tan extenso túnel al vacío.

Algunos suponen que este tipo de transporte sería practicable en planetas pequeños como la propia Luna terrestre.

En el siglo XVII el científico inglés Robert Hooke en una carta Isaac Newton expuso la idea de acelerar un objeto hacia el interior del globo terráqueo.

Un tren gravitacional.