[2] El tratado es conocido en Bulgaria como la «Segunda Catástrofe Nacional», siendo la primera su derrota en la guerra balcánica de 1913.
[4] Su correspondencia fue censurada[3] y a sus miembros se les prohibió recibir visitas.
[9] Stamboliski regresó como único delegado a París, donde trató infructuosamente[7] de mejorar las condiciones impuestas.
[13] El tratado no se basó, como esperaban los representantes búlgaros, en los Catorce Puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson,[10] sino en motivos estratégicos y el deseo de los vencedores de evitar futuras agresiones búlgaras contra sus vecinos.
[13] Hubo de ceder a la nueva Yugoslavia además tres pequeños territorios que permitían el acceso al valle del Morava, con unos 92 000 habitantes.
[10][13] Tracia occidental (de mayoría musulmana)[17] quedó también bajo administración temporal aliada,[15] que debía decidir a quién entregarla.
[10][13] Tracia quedaba fuera del territorio búlgaro para proteger Constantinopla y los estrechos turcos de posibles agresiones.
[10] Se prohibió el servicio militar obligatorio[10] y se impuso un Ejército de voluntarios,[10] con veinte años de servicio para los oficiales y doce para los suboficiales.
[14] Además, Bulgaria debía entregar a Serbia cincuenta mil toneladas de carbón durante cinco años y entregar a los países vecinos vencedores cierta cantidad[10] de ganado.
[21] Tracia fue finalmente entregada a Grecia, a pesar de las esperanzas búlgaras de recuperarla, y se sucedieron las negociaciones para que Bulgaria obtuviese el acceso al Egeo que prometía el tratado.