Tratado de Londres (1839)

Por insistencia del Reino Unido, su artículo VII requería que Bélgica permaneciese perpetuamente neutral y, consecuentemente, obligaba a las partes signatarias a resguardar dicha neutralidad en caso de invasión.

Desde 1815 Bélgica había sido parte del Reino Unido de los Países Bajos.

[1]​ El Flandes zelandés (Zeeuws-Vlaanderen), que los belgas fueron incapaces de tomar, quedó unido definitivamente a la provincia neerlandesa de Zelanda porque los neerlandeses no querían compartir el control del estuario del Escalda.

A cambio tuvieron que garantizar la libre navegación del Escalda hasta el puerto de Amberes.

Cuando el embajador británico le informó los motivos, el canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg exclamó, al parecer, que no podía creer que fueran a la guerra por un trozo de papel.