Debido a las ganancias del caucho, Acre trajo a miles de brasileños, en gran parte inmigrantes de la pobre región nordeste del país.
En 1889, la situación se intensificó cuando los brasileños que vivían en Acre decidieron desafiar a las autoridades de Bolivia.
Usando la fuerza militar, en octubre de 1889, los brasileños ocuparon y expulsaron a los bolivianos.
Ellos derrotarían finalmente a las fuerzas bolivianas en 1903 y Plácido de Castro fue proclamado gobernador del Acre Independiente.
Por el Tratado de Petrópolis, Brasil compra el Acre a Bolivia por dos millones de libras esterlinas e indemniza en 110 mil libras al Bolivian Syndicate.