En América, y concretamente en Nueva España, el transporte de mercancías era llevado a cabo por los indios tamemes.
La evolución de los medios de transporte no está dividida tajantemente por una fecha puesto que también fue un indicador del estatus social, así, aunque ya existían coches muy lujosos, los grupos sociales menos privilegiados no podían costearlos y seguían utilizados medios de transporte más sencillos, como las mulas y los burros e incluso a los tamemes La evolución del transporte en la Nueva España puede describirse en tres fases: energía humana; energía animal; y carretería y carrocería.
Esta fase del proceso evolutivo del transporte comenzó el uso de la rueda -que no había en la América precolombina- con la que se crearon diferentes tipos de carros, por ejemplo: la carreta, el carromato y los carruajes.
Llegaron a México en la Colonia y se usaron hasta bien entrado el siglo XX, cuando los vehículos de combustión interna los desplazaron lenta o rápidamente, dependiendo del lugar del que se trate.
A ellos recurrió Diego Delgadillo, un acaudalado personaje que estaba edificando su casa, para transportar todo el material de construcción.
Como eran muy grandes, su ancho representó un inconveniente para sus propietarios porque muchos de los caminos eran más angostos, por lo que el paso era imposible.
Su tamaño también contribuyó a sus frecuentes descomposturas, estas fallas hicieron ineficiente su uso y la real orden le indicó al virrey que los carromatos existentes debían ser transformados en carretas tiradas por bueyes.
Los coches fueron introducidos a México por el marqués de Villena en 1640, estos medios de transporte eran utilizados principalmente por los grupos más privilegiados y llegaron a ser la máxima expresión del arte barroco, de hecho se convirtieron en “tronos rodantes”, el derroche en sus acabados fue tan exagerado que las autoridades tuvieron que dictar restricciones en torno a la decoración.