La obra, que está en el museo londinense desde 1961, muestra un gran paisaje en el que aparecen tres pequeñas figuras: a la derecha, San Jorge sobre su caballo, que alza las patas delanteras, clava su lanza al pequeño dragón; hacia el centro del cuadro, san Roque y su ayudante, Gotardo de Hildesheim, que, a sus pies, le cura una herida de la pierna.
[1] Cerca del borde derecho se entrevé también a san Antonio Abad en una caverna.
[2] Como en La tempestad, los dos grupos de personajes están separados por un torrente.
Algunos otros seres extraños, un pájaro con el pico abierto o el animal sumergido en el agua, recuerdan algunos personajes de las obras del Bosco, del cual existían tres trípticos en la colección Grimani de Venecia.
[3] La extraordinaria textura luminosa es perceptible, por ejemplo, en la cuidadosa textura del follaje de los árboles y de su contraste con el fondo del cielo nublado.