Torsión gástrica

Su tasa de mortalidad es muy elevada, situándose en los perros tratados a tiempo alrededor del treinta y cinco por ciento y en los no tratados en el cien por ciento.

Aunque las causas no están completamente aclaradas, la teoría más extendida es que debido a la acumulación de gases el estómago se dilata hasta un punto en que los ligamentos que lo fijan no lo sujetan y el peso del bazo, situado pegado al estómago, produce el giro del intestino.

[3]​ Si bien puede sufrirla cualquier perro, sin importar tamaño o raza, las razas más propensas a padecer esta enfermedad son aquellas de pecho profundo y estómago distendido y de tamaño grande o moloso (dóberman, pastor alemán, chow chow, San Bernardo, dálmata, galgo etc).

Aunque no se tiene conocimiento de las causas exactas, sí se conocen algunos factores que inciden en su aparición como las comidas copiosas y en una sola vez, comer demasiado rápido, beber abundantemente y comer antes y después de realizar ejercicio, situaciones de estrés durante la alimentación.

Los síntomas[4]​ que suele presentar son: Vídeo ilustrativo (en inglés) Ante estos síntomas, acudir urgentemente al veterinario; cuanto antes se acuda mayores serán las posibilidades de sobrevivir de nuestra mascota.

Radiografía de un perro con torsión gástrica.