[1] En ese momento, era el barco más grande que jamás había naufragado.
[1] Este fue el primer gran vertido de crudo de la historia, por lo que no había ninguna planificación a seguir.
Los intentos de utilizar productos químicos dispersantes para contener el petróleo tuvieron también poco éxito, debido a su inoperancia en alta mar.
En un esfuerzo por incendiar el petróleo del buque y reducir el crudo vertido, el primer ministro Harold Wilson autorizó el bombardeo por la Real Fuerza Aérea británica con napalm y otros explosivos.
Mayor aún fue el daño causado por el uso de detergentes para intentar controlar la mancha.