Aquel último día, la agencia meteorológica española AEMET reportó que en las estaciones de la ciudad se habían acumulado entre 50 y 60 cm de nieve.[2] En consecuencia, el servicio de transporte público: EMT y Cercanías; y aeroportuario fue suspendido, no siendo así el metro, que estuvo operativo las veinticuatro horas.[7] También se produjo el derrumbe de otros edificios como el del pabellón Instituto Ramiro de Maeztu, antigua sede del CB Estudiantes.[3][9] Por otro lado, hubo quienes aprovecharon el evento meteorológico para practicar deportes de invierno tanto en la ciudad como en el Cerro del Tío Pío en Vallecas.[15] El alcalde José Luis Martínez-Almeida solicitó al Gobierno que declarase Madrid como zona catastrófica, y calculó en 1398 millones de euros los daños causados por el temporal, factura que también abarcaba los parquímetros y las pistas de pádel.
La calle Manuela Malasaña casi innaccesible por los árboles caídos.