Torcuato Emiliozzi

Inicialmente, Torcuato Emiliozzi practicaría otros deportes como ser tenis y ciclismo.

Fue así que a los 20 años se animaría a dar sus primeros pasos como piloto, al anotarse en la categoría de Fuerza Libre, al comando de un Ford T. Lamentablemente, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial tiró los planes por la borda y junto a su hermano debieron parar con las actividades deportivas, no así con el trabajo en el taller.

Con el regreso de las actividades deportivas, Torcuato y su hermano Dante se animaron a participar en la competencia de Mar y Sierras del Turismo Carretera, en el año 1950, para lo cual adquirieron en esta ocasión una coupé Ford V8.

Si bien, la victoria de 1953 lo inscribió a Dante como un nuevo ganador del TC, era imposible ignorar la tarea de Torcuato, ya que cuando el coche desertaba, para el público desertaban los hermanos, no únicamente el piloto.

Al mismo tiempo, Torcuato tuvo injerencia en más de una decisión relacionada con la mecánica del coche.

Pero esa no fue la única gran hazaña de los Hermanos Emiliozzi, ya que por esos años y aplicando un poco del ingenio mecánico aprendido en los talleres de su padre, revolucionaron los antecedentes de la historia del automovilismo mundial, al desarrollar y poner en pista el primer motor V8 con válvulas a la cabeza construido en el mundo, algo que ni la propia central de la Ford Motor Company (marca del motor sobre el cual estaba basado este desarrollo), había lanzado aún.

[4]​ Tras haber obtenido los campeonatos de 1964 y 1965, los Hermanos Emiliozzi decidieron plantearse un nuevo desafío con su unidad.

[6]​ El modelo en cuestión, fue un diseño basado en un proyecto construido por Juan Ferreyra Basso y su motorización estuvo a cargo de Torcuato Emiliozzi, quien lo equipó con el último motor V8 que usara La Galera.

Icono identificatorio de la escudería de los Hermanos Emiliozzi .
Dante y Torcuato Emiliozzi en 1963.