En 1865 estalló la Guerra de la Triple Alianza, e inmediatamente se presentó como capellán voluntario al Ejército Argentino.
Su misión fue reconfortar las almas de los combatientes, así como ayudar a los heridos durante las batallas.
Estuvo presente en las batallas de Yatay, Estero Bellaco, Tuyutí, Yataytí Corá, Curupaytí y Lomas Valentinas.
A los pocos días fue reconocido vicario general del ejército en campaña.
Tres años más tarde fue dado de baja del escalafón militar sin que mediara ley ni decreto, simplemente eliminando la partida de gastos correspondiente del presupuesto.