Toba Inlet

Los primeros exploradores no-indígenas que se adentraron en las aguas del Toba Inlet fueron las expediciones británicas y españolas que habían llegado en 1792 a la región de forma simultánea para resolver la crisis de Nutka.

Desde la base de operaciones en el Desolation Sound se enviaron varios botes a explorar la región.

La describió como de gran profundidad, con orillas escarpadas y altas cumbres alrededor.

Había varias aldeas vacías, en la que los españoles no encontraron habitantes.

[3]​ Vancouver mantuvo el nombre en sus cartas de 1795, que unas fuentes atribuyen a un error del grabador que cambio el nombre español a su forma actual de «Toba».