Sabiendo eso, se dirige también hacia Gors Velen, en compañía de Jaskier.
A la fiesta previa al congreso asisten hechiceros que espían para los reyes (Sabrina Glevissig, Triss Merigold, Keira Metz, Filippa Eilhart) y propios espías de estos (Dijkstra).
Los prorealistas están agrupados en general en torno al Consejo, aunque algunos consejeros, como Yennefer, son imperiales (aunque con la peculiaridad de que esta hechicera ahora no quiere tomar parte en conspiraciones, sino proteger a Geralt y a Ciri).
Vilgefortz intenta convencer a Geralt de que se una a ellos (Geralt, en este momento, no tiene clara la política mágica y no sabe quienes son "ellos") y que se convierta en hechicero.
Mientras tanto, Yennefer ordena a Ciri que corra y busque un caballo ensillado.
La niña está a punto de ser capturada por Artaud Terranova, un hechicero imperial, pero Geralt le mata ayudado por Filippa.
La hechicera cambia a Rience por la niña y les dice que corran.
Por otra parte, Cahir, el caballero que ya se hizo con Ciri en la batalla de Cintra, debe cumplir la misma misión.
Redania no les ayudó porque, tras la muerte del rey, bastante tienen con intentar mantener la paz interna.
Kaedwen inesperadamente rompió el tratado y ayudó a Nilfgaard, ocupando la parte norte de Aedirn.
Y Tissaia de Vries, al ver lo que ha provocado, se ha suicidado.
Al astromante le ordena encontrar datos de "cierta persona", evidentemente la verdadera niña.
Pregunta cómo apareció Ciri en el imperio y, enterado de que no fue Rience ni Cahir quienes se la trajeron, ordena a Vattier capturarles, ante las protestas de Ceallach, que es el padre del caballero.
Después de matar entre ambos a un ser venenoso, el unicornio queda herido y ella quiere sacar Fuerza para curarlo.