[7] Además, su compromiso con los derechos de la mujer lo llevó a prohibir la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y la poligamia.
Una semana antes de su ejecución, Sankara declaró: «aunque los revolucionarios, como individuos, puedan ser asesinados, nunca se podrá matar sus ideas».
[2] Su pensamiento político e ideológico basado en doctrinas marxistas-leninistas, antiimperialistas, nacionalistas, panafricanistas y socialistas se conocen como sankarismo después de su muerte.
Nacido en una familia católica, “Thom'Sank” era silmi-mossi, un grupo étnico originado en el matrimonio de hombres mossi con mujeres fulani, Los silmi-mossi eran los que tenían menos ventajas en el sistema de castas silmi.
Su padre combatió en el ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial y fue capturado por los nazis.
Su familia había sido musulmana hasta que su padre se convirtió al cristianismo.
Esto favorecía que Thomas, en un país oportunamente con una gran población musulmana, estuviese también familiarizado con el Corán.
Tom vivió sus primeros años en Gaoua, un pequeño pueblo en el suroeste del país al que había sido trasladado su padre como auxiliar.
[11] Thomas comenzó su educación en la escuela primaria de Bobo-Dioulasso, donde destacaba en matemáticas y francés.
[10] Finalmente, Sankara decidió ingresar en el ejército,[12] institución muy popular por aquel entonces, ya que era visto como una ayuda frente a los grandes jefes burocráticos tradicionales, puesto que no hacía mucho del golpe de Estado contra Maurice Yaméogo.
Además, su entrada en la academia militar era acompañada por una beca que permitiría a Sankara costearse una educación superior.
Allí, fue instruido por profesores civiles en ciencias sociales, destacando Adama Touré, de ideas progresistas, quien le invitó a ciertas discusiones informales con otros compañeros sobre el imperialismo, neocolonialismo y comunismo.
Se desplazaba frecuentemente en motocicleta, lo que puede haber contribuido a sus carismáticas imágenes públicas.
Los miembros más conocidos de la organización empezaron siendo Henri Zongo, Jean-Baptiste Boukary Lingani, Blaise Compaorè y el propio Sankara.
A consecuencia de este y otros discursos contra la actuación represiva del gobierno de Saye Zerbo, Sankara sería arrestado y enviado a una cárcel en Dédougou el mismo día 21, pasando los siguientes seis meses encerrado.
Henri Zongo y Jean-Baptiste Boukary también fueron puestos bajo arresto, lo que causó un levantamiento popular.
Como presidente promovió la «revolución democrática y popular» (Révolution démocratique et populaire, o RDP).
Los Mossi son el grupo étnico más grande de Burkina Faso y se adhieren a estrictos sistemas sociales jerárquicos tradicionales.
[23] Esto sirvió al doble propósito de crear un nivel de vida más alto para el ciudadano promedio y crear una situación óptima para llevar a Burkina Faso a la autosuficiencia alimentaria.
Su administración fue también el primer gobierno africano en reconocer públicamente la epidemia del sida como una gran amenaza para África.
Las fábricas de ladrillos se crearon para ayudar a construir casas en un esfuerzo por acabar con los barrios marginales urbanos.
[7] Estos programas fueron un intento de demostrar que los países africanos podrían ser prósperos sin ayuda extranjera.
Sankara comentó al respecto: «En Burkina la madera es nuestra única fuente de energía.
Tenemos que recordar constantemente a cada individuo su deber de mantener y regenerar la naturaleza».
En este sentido, Francia se convirtió en el principal objetivo de la retórica revolucionaria.
Unos 600 adolescentes fueron trasladados en avión a Cuba para completar sus estudios y recibir formación profesional para convertirse en médicos, ingenieros, agrónomos o ginecólogos.
Líderes cercanos a Francia, como Houphouët-Boigny en Costa de Marfil y Hassan II en Marruecos, se mostraron particularmente hostiles hacia él.
Los procedimientos en estos juicios, especialmente las protecciones legales para los acusados, no se ajustaron a las normas internacionales.
Una semana antes de su muerte, Sankara se dirigió a la gente y dijo el que sería su propio epitafio, remarcando que «aunque los revolucionarios, como individuos, puedan ser asesinados, nunca se podrán matar sus ideas».
Los tres principales acusados -Campaoré, Kafando y Diendéré- fueron condenados a cadena perpetua, aunque muy probablemente los dos primeros no cumplan la condena a pesar de las órdenes internacionales de captura dictadas contra ellos.