La película recibió buenas críticas, fue un éxito en taquilla y se terminó convirtiendo en un clásico navideño.
Juntos tienen un hijo, Charlie, que ya no cree en Santa Claus, probablemente debido a la influencia del nuevo esposo de su madre, un psiquiatra llamado Neal.
Charlie, emocionado, le pide a su padre que se vista de Santa y suba al trineo.
Con el tiempo, Laura y Neal realizan los trámites correspondientes para que Scott no pueda ver a Charlie.
Bernard aparece frente a ellos y los lleva al polo norte para comenzar con los preparativos navideños.
Una vez libre, Scott regresa a casa de Laura y Neal en busca del trineo.
Los trenes utilizados en la escena del Polo Norte y el comienzo de la película son LGB.