En ocasiones el territorio puede entenderse como el espacio físico dominado por un grupo social frente a otros.
Por último hay que citar a la ordenación del territorio como disciplina técnica relacionada con la geografía.
Aquí ordenar el territorio quiere decir regular los distintos aprovechamientos y usos que le dan al suelo diferentes agentes.
Existen agrupaciones humanas en las que el territorio no es de importancia primordial, por ejemplo: la iglesia, o las organizaciones internacionales.
No puede hacerse una igualdad o semejanza del Estado con la iglesia en el aspecto territorial, porque la misión y fines de la iglesia puramente espirituales, son diferentes de la misión y fines del Estado, en los que se involucran fundamentalmente intereses materiales.
Si todas estas partes geográficamente inconexas constituyen un todo unitario, un territorio único, débese, única y exclusivamente, a que no son sino el ámbito espacial de la validez de uno y el mismo orden jurídico.
El Estado se distingue de otras entidades por virtud del poder y por su carácter territorial.
De allí surge que el territorio debe ser comprendido como sujeto a las definiciones locales.
No obstante, es importante recordar que éste concepto también puede aplicarse a lo cultural.
Está compuesto por concatenaciones de expresiones simbólicas que permiten realizar una apropiación del entorno.