El terremoto ocurrió a aproximadamente las 2 de la tarde y tuvo una duración de tres minutos, con réplicas de rápida sucesión ocurriendo hasta los 15 minutos después del sismo principal, luego las réplicas cesaron por un largo tiempo para luego volver a retornar.
En el Cuzco, todos los templos y la mayor parte de las edificaciones sufrieron daños considerables, generalizándose los estragos en Abancay, Andahuaylas y otros pueblos de la región.
También la desolación alcanzó la meseta del Collao hasta Sicasica, en la actual Bolivia.
En la carta que el padre Juan de Córdoba envió al obispo del Cuzco D. Juan Alonso Ocón, entonces en Lima, se refiere con detalles los momentos de terror que soportó la población.
En Lima se sintió el movimiento, que causó algunos deterioros en los edificios.