Con esta partición Polonia desapareció como estado independiente en Europa hasta 1807, cuando se constituyó brevemente el Gran Ducado de Varsovia.
El Reino de Polonia-Lituania se hallaba muy debilitado en el terreno político y económico desde inicios del siglo XVIII, tras una serie de desastrosas guerras contra Suecia, agravadas por los enfrentamientos entre la aristocracia local o szlachta y los sucesivos reyes, pese a los fallidos intentos del monarca polaco Augusto el Fuerte de imponer la autoridad real sobre la aristocracia.
El hecho que Polonia-Lituania siguiera la regla de la monarquía electiva (donde la aristocracia elegía al rey) dificultaba más la estabilidad política del país y propiciaba la anarquía en la administración interna.
Ante las tensiones austro-rusas causadas por los triunfos bélicos del Imperio ruso sobre el Imperio Otomano, Federico de Prusia propuso que las ambiciones de las tres potencias se dirigieran a la debilitada Polonia-Lituania, lo cual fue aceptado.
Ante ello, un regimiento de soldados polacos se sublevó en Ostrołęka y este evento causó una sublevación generalizada en Polonia contra las guarniciones rusas y prusianas que habían sido acantonadas en territorio polaco de manera permanente desde 1793.
Este plan serviría para reclutar más tropas, unir a la gran masa de campesinos al movimiento nacionalista (ante el cual habían mostrado indiferencia en el pasado), y eliminar distinciones sociales que pudieran ser explotadas por rusos y prusianos.