Tercera epístola a los corintios

En Occidente, no era considerada canónica en el siglo IV, pasando a formar parte de los apócrifos del Nuevo Testamento.En el Este, en la Iglesia ortodoxa siríaca, Afraates (c. 340) la trató como canónica y Efrén el Sirio (m. 373), aparentemente también,[1]​ pues escribió un comentario sobre ella.Pero sobre el comienzo del siglo V la Iglesia siria cayó bajo la influencia de la griega, y en consecuencia, la carta espuria perdió gradualmente su estatus canónico.Se propuso, obviamente, que era la carta paulina genuina perdida mencionada en I Cor.Esta larga correspondencia tenía una circulación independiente, pero recientemente se ha demostrado que el documento fue incorporado en los Hechos de San Pablo.
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