El rally fue un duelo entre Auriol y Sainz, que tras los primeros veintidós tramos se encontraban empatados en cabeza.
En la última noche, en Turini, Auriol se impuso con su Lancia Delta Integrale frente al que nada pudo hacer Sainz con su Celica.
Toyota presentó una reclamación alegando que el turbo del Lancia había sido manipulado, pero fue desestimada por los comisarios.
En ese año en Montecarlo, se empezó a hablar de una futura reglamentación que acabaría resultando en los World Rally Car.
En el inicio del rally el corso Yves Loubet dominó la prueba, pero un problema mecánico lo alejó de la cabeza.
Sainz finalizó tercero,y a partir de ahí no se bajaría del podio en toda la temporada.
El español ganó el rally, la que sería la primera victoria en su carrera mundialista y dio un golpe de autoridad, colocándose líder del campeonato con cinco puntos sobre Auriol.
Tras el dominio inicial de Eriksson lideró la prueba hasta que rompió el embrague de su Mitsubishi, Kankkunen se puso delante y ganó, con un Carlos Sainz en segunda posición y al que le bastaba un solo punto para convertirse en campeó del mundo.
El tercer puesto de Sainz le valió para proclamarse campeón del mundo, mientras que los puntos obtenidos por los Delta de Auriol y Kankkunen, dieron a Lancia el campeonato de marcas, por lo que la fiesta en San Remo fue doble, Lancia y Toyota celebraron cada uno su título: los italianos su cuarto campeonato consecutivo y la marca japonesa el primero en su historia.
Los equipos oficiales no estuvieron presentes, pero sirvió para que el francés Alain Oreille sentenciara el campeonato de grupo N con su tercer puesto.
[5] Ese año Sainz se llevó el campeonato con 140 puntos, cuarenta y cinco más que el segundo: Auriol con 95, imponiéndose de manera clara.