[3] En el lugar suele decirse, incluso por los guías turísticos, que el templo fue construido en siete años.
De esta manera, se ve como la obra cuenta con un gran sentido verticalista y dominante.
[5] Santa Prisca cuenta con nueve retablos, trabajados en madera y recubiertos con hoja de oro.
El mismo, parece una cascada de tallas superpuestas donde la estructura tectónica y compositiva se pierde, dejando al conjunto que quiere mostrarse como un todo en vez de dividirse por partes.
En el interior se hallan pinturas de Miguel Cabrera, llamado «el divino», pintor oaxaqueño nacido en el siglo XVII, al que José de la Borda encargó los cuadros que decoran el edificio.
Los artesanos y albañiles que trabajaban en el templo se arrodillaron para rezar.