El templo es catalogado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para su preservación.
En sí, la palabra arantzazu se compone de "arantza" que se traduce como "espino"[2] y el sufijo "zu" que indica "abundancia"[3] por lo que viene a significar "abundancia de espinos" y hace referencia a la existencia de abundantes arbustos espinosos en el lugar.
[4] Fue construido por el fray Pedro Íñigo Vallejo con la ayuda financiera de la familia Basauri proveniente del País Vasco entre 1749 y 1752.
[5] Su entrada principal tiene pilastras tableradas y su arco moldurado de la puerta.
Cuenta con tres retablos dorados de madera, las únicas en toda Guadalajara.