El poeta Ovidio recogió las palabras pronunciadas y el voto emitido por Octavio para llevar a cabo la construcción del templo.
Este último en realidad sería construido en su foro, pero el templo de Marte permaneció en un borrador, sin llegar a materializarse, quizá a la espera de futuribles victorias en escenarios como Partia.
[3] Su asesinato puso fin a sus ambiciones, pero la veneración por Marte la continuaría su hijo adoptivo, Octavio Augusto, quien acabaría construyendo el templo en los límites de la ciudad.
Octavio presidió el acto inaugural, demostrando excepcionalmente la implicación que tenía el primer emperador romano en dicho proyecto.
[3] El trabajo probablemente se retrasó por eventos internos, incluidos los conflictos con Marco Antonio, pero es posible que fuera el propio Augusto quien retrasara la finalización del proyecto para asociarlo con su figura y no con la memoria que el pueblo tenía todavía de Julio César y de los hechos de la pasada guerra civil y del asesinato del dictador.