Existen múltiples versiones acerca del origen de la tarta pero la historia más aceptada menciona que un despiste de Stéphanie Tatin hizo que se cocinaran más de la cuenta las manzanas, y para no desperdiciarlas le pusieron la pasta encima y la hornearon, y después le dieron vuelta con cuidado, dando lugar a esta variante tan conocida en la cocina francesa.
Se le da la vuelta encima de un plato cuando está todavía caliente.
De lo contrario, el caramelo enfriado habrá pegado las manzanas al fondo del molde.
Existen diversas variaciones de la Tarta Tatin clásica que se realizan modificando la fruta base del plato.
En este caso se utilizarían piñas, peras o melocotones,[1] manteniendo el agua, azúcar, mantequilla y harina como los ingredientes principales de esta riquísima tarta.