Por lo general, la taquicardia sinusal comienza y termina gradualmente, en contraste con taquicardias supraventriculares, las cuales aparecen de manera gradual y pueden terminar de forma brusca.
[1] La taquicardia sinusal no es un trastorno primario del mismo corazón sino que se manifiesta como respuesta fisiológica a estímulos diversos como el estrés, la fiebre, reducción del volumen sanguíneo, la ansiedad, el ejercicio, hipotensión arterial o la insuficiencia cardíaca congestiva.
Las taquicardias sinusales son aparentes sin mucha dificultad en el ECG, pero si la frecuencia cardíaca aumenta por encima de 140 latidos por minuto, las ondas P pueden llegar a ser difíciles de distinguir de una onda T precedente, haciendo posible la confusión con una taquicardia supraventricular paroxística o un flutter auricular con un bloqueo 2:1.
Por lo general es frecuente en mujeres sin problemas y se caracteriza por una frecuencia cardíaca normal durante el reposo pero aparece una taquicardia exagerada con los cambios posturales con o sin hipotensión ortostática.
De persistir puede reflejar un infarto de gran proporción o con disfunción anterior o ventricular y tiende a estar asociado a una morbilidad y mortalidad muy elevada.