[3] La aguja que corona sus 508 metros de altura lo convierte en el undécimo rascacielos más alto del mundo.
La construcción principal fue realizada por KTRT Joint Venture, un consorcio liderado por la empresa japonesa Kumagai Gumi.
[6] Su diseño conjuga motivos antiguos e ideas con técnicas y materiales modernos.
[8] La marca que no pudo sobrepasar fue la mayor altura desde el suelo hasta la cúspide (las antenas), pues esta siguió siendo ostentada por la Torre Sears con 527 metros hasta la inauguración del Burj Khalifa.
[14] Su altura de 101 pisos conmemora la renovación del tiempo: el nuevo siglo que llegó cuando las torres estaban en construcción (100+1).
Simboliza los altos ideales derivados de ir uno más allá del 100, un número tradicionalmente asociado a la perfección.
[15] En culturas que observan semanas de siete días el número ocho representa la renovación del tiempo (7+1).
[18] Las figuras curveadas ruyi aparecen en la estructura como ornamentos, sirviendo como un talismán que simboliza la buena fortuna en el folclore chino.
El techo curvo del centro comercial adjunto al edificio culmina en un colosal ruyi que da sombra a los transeúntes.
Por la noche el resplandor amarillo proyectado por el pináculo de la construcción, ayuda a representar que la torre es una antorcha libre encendida que da la bienvenida a los visitantes.
[20] Este sistema ha sido fundamental a la hora de obtener el certificado LEED-EBOM Platinum, un sello que reconoce el liderazgo de este rascacielos en eficiencia energética y diseño sostenible.
[21] La plataforma aprovecha el Internet de las cosas para obtener datos del rascacielos, que luego se analizan.
Las esquinas chaflanadas disminuyen la fuerza del viento y una compleja estructura mallada de acero lo abraza, formando un cinturón que se estrecha en la parte baja del edificio y llega hasta la planta 34.