Aunque en la actualidad ha pasado a definirse como carnicero, sobre todo en el español de América, y tiene algún otra acepción, como la de jugador o carpintero que hace tablados, tablajeros es el nombre tradicional que se daba a los vendedores de diversos artículos alimenticios en los mercados, porque lo hacían en tablas o puestos públicos en las plazas mayores o plazuelas.[1] En el contexto histórico del Antiguo Régimen español, no solían ser pequeños comerciantes autónomos, sino dependientes de los obligados del abasto de cada uno de los géneros en que este se dividía, como carne, pescado, tocino, aceite y jabón, etc. Su actividad en el mercado estaba regulada por la legislación municipal (fueros, ordenanzas) y el contrato de obligación del abasto.La situación de legalidad en que los tablajeros vendían no era compartida por muchos otros agentes del comercio, bien regular (los choriceros de Candelario o los hueveros de Fuencarral), bien irregular, como los chalanes o revendedores, situación en la que estaban multitud de vendedores callejeros que colocaban precariamente un cajón en cualquier calle, en vez de la tabla legal; no hay que confundirlos.[cita requerida] Los vendedores de carnes son muy identificado dentro de estas regiones, las tradiciones que se acostumbran en estas mismas se consumen por gran regularidad.Se frecuenta ir con un tablajero a pedir en su caso variedad de carnes, el impacto que hace estas tradiciones son importantes para la identidad de estas regiones.