Fue hija del mercader Jules Alix Vuillerme (1861–1913) y de Marie Clarisse Faustine Bailly Ma Tre (1866–1931).
Como consecuencia, en 1924 Suzanne Belperron devino, con solo 23 años, codirectora de la Casa René Boivin.
En el estudio del pintor expresionista Gen Paul, en Montmartre, Suzanne Belperron conoció al escritor Louis-Ferdinand Céline, a los actores Robert Le Vigan y Arletty, así como al dramaturgo René Fauchois.
Esto no era un hecho excepcional: los joyeros durante décadas habían insistido en el anonimato de sus diseñadores, con independencia de cuan talentosos fueran, incluyendo entre otros a Charles Jacqueau y Peter Lemarchand para Cartier y a René-Sim Lacaze para Van Cleef & Arpels.
En febrero de 1932, Suzanne Belperron renuncia a su cargo en la Casa René Boivin.
Por su parte, Germaine Boivin, la hija de Jeanne y René Boivin, quien trabajara previamente como diseñadora para su tío, el famoso modisto Paul Poiret[12] y que tras la bancarrota de la Casa Poiret en 1929 creara su propia línea de ropa,[12] solo se incorporaría como empleada a la Casa René Boivin en 1938.
[17] Su fama fue tal que el renombrado joyero neoyorquino Paul Flato le propuso en julio de 1939 una colaboración artística,[18] la cual fue declinada por la diseñadora Francesa.
Suzanne hará además su viaje de compromiso a Egipto en el otoño 1923.
[24] Entrenada en el momento de auge del movimiento art déco, Suzanne Belperron suavizó la estética linear imperante mediante el uso de materiales y diseños que otros joyeros todavía no habían explorado.
En una oportunidad, Suzanne Belperron se las arregló para protegerlo de la Gestapo[29] gracias a su amiga Rika Radifé, esposa del actor Harry Baur.
Suzanne Belperron fue por su parte acosada por la Gestapo,[30] teniendo que suministrar documentación oficial sobre el origen racial y la religión de su familia.
Durante las hostilidades, Suzanne Belperron se unió al movimiento de la Resistencia.
[31] Su amplio apartamento, ambientado al estilo oriental en perfecta armonía con la estética clásica, se ubicaba en un piso superior de un edificio neoclásico.
[31] El joven Jean Herz y Suzanne Belperron asumieron de inmediato la nueva sociedad, trabajando exitosamente juntos durante los siguientes 30 años.
[33] La joyera Suzanne Belperron recibía a su clientela exclusivamente mediante citas previas[34] en salones situados en el tercer piso del número 59 de la calle Châteaudun.
La dirección para las citas siempre fue entregada discreta y oralmente a clientes selectos que se sentían atraídos por la originalidad de sus obras, asegurando de esta manera un creciente renombre tanto en Francia como en el resto del mundo.
Con este fin, realizaba una reunión diaria en los salones de la calle Châteaudun con el jefe del taller.
Suzanne Belperron también atraía clientes del mundo de las artes y el entretenimiento (actores, comediantes, dramaturgos, bailarines y cantantes) tales como Gary Cooper, Mona von Bismarck, Adèle Astaire, el arquitecto Robert Mallet-Stevens, Ganna Walska, María Félix, Arno Breker, Josephine Baker, Raoul Dufy, Daisy Fellowes, Alice Cocéa, la actriz británica Merle Oberon, Françoise Rosay, Mary Bell, Charles Boyer, Harry Baur y Louise de Vilmorin.
[37] La Cruz le fue presentada por su gran amigo Jean Marchar, miembro de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y Secretario del Teatro Francés.
El nuevo heredero descubrió, a los pies de Montmartre, un pequeño apartamento que se mantenía cerrado desde 1983.
[44] Los archivos de Suzanne Belperron, una mujer confiable y muy discreta, desmienten todo lo que se ha escrito en sentido contrario.
[38] El nuevo heredero de Suzanne Belperron, entusiasta del arte,[44] solicitó en 2008 los servicios de un escritor especializado en orfebrería antigua y experto en joyería, para que continuara el bosquejo monográfico comenzado por Hans Nadelhoffer.