Fue un noble y eclesiástico castellano que llegó a ser arzobispo de Santiago de Compostela entre los años 1362 y 1366, en que murió asesinado.
También fue capellán mayor del rey Pedro I de Castilla, que ordenó su asesinato, y notario mayor del reino de León.
Esta historia ha dado lugar a muchas leyendas y obras literarias, sin estar del todo claras todas las circunstancias.
[2] Parece ser que después del duro enfrentamiento entre la familia de los Suárez de Deza (Churruchaos) y el obispo Berenguel de Landoria (que acabaron con la decapitación de Alonso Suárez de Deza), Fernán Pérez Churruchao y Alonso Gómez de Gallinato alancearon al obispo Gómez de Toledo y al deán Pedro Álvarez con el beneplácito del rey Pedro I, porque el obispo apoyaba a Enrique de Trastámara.
Este suceso marcó el final de la Casa de los Churruchaos, que serían absorbidos por la Casa de Lemos.