Al imponerse el mayorazgo, se vio obligado a ponerse al servicio de la iglesia.
Berenguel asciende rápidamente por los entresijos de la iglesia hasta hacerse íntimo amigo de Juan XXII.
Once meses después emprende camino hacia Santiago para hacerse cargo de su puesto.
El obispo trató de entrar en el burgo cuatro veces, de las cuales 3 fue rechazado en emboscadas.
En 1318 entra en la ciudad victorioso y se le dedica una torre de la catedral santiaguesa, la Berenguela, utilizada primero como torre vigía y después como campanario.