Entre los artistas que marcaron tendencias estéticas desde el principio se destacan Siouxsie Sioux, Patricia Morrison, Robert Smith y Dave Vanian, entre otros.
Al año siguiente, la cantautora alemana Nico lanzó su segundo álbum, titulado The Marble Index, que por su atmósfera oscura y siniestra se considera también un claro precursor de la música gótica.
Entre los artistas que solían tocar en Batcave se encontraban Robert Smith, Siouxsie Sioux, Steven Severin, Foetus, Marc Almond y Nick Cave, entre otros.
UU., donde la subcultura gótica creció especialmente en Nueva York, Los Ángeles y Orange County (California), con muchos clubes nocturnos que programaban gothic/industrial nights ("noches góticas/industriales").
Sin embargo, otros muchos están a favor de su inclusión, pues consideran que existen aspectos culturales en común; sin embargo, aunque en algunos festivales góticos se le ha dado cabida al metal gótico, los críticos afirman que esta apertura en festivales se debe únicamente a razones comerciales.
Algunas bandas como la alemana Lacrimosa han explorado entre géneros propiamente góticos y otros que no necesariamente lo son.
Aunque la subcultura gótica tiene como eje central ciertos géneros musicales que surgieron desde los años 1980, y, por tanto, se basa principalmente en aspectos musicales, la asociación con el término "gótico" usado en épocas pasadas ha sido inevitable, sobre todo por aspectos en común como el misterio, la oscuridad y cierto gusto artístico grotesco.
Se dividieron en dos ramas, los visigodos y los ostrogodos, quienes tuvieron un importante papel en la caída del Imperio romano de Occidente.
Se considera que la última novela gótica de la época dorada del género es Melmoth el errabundo, escrita en 1820 por Charles Maturin.
Esta novela influyó notablemente en escritores como Thackeray, Honoré de Balzac, Dante Gabriel Rossetti y Charles Baudelaire.
Posteriormente, en 1828, el compositor Heinrich Marschner se basó en la novela de Polidori para componer su ópera romántica Der Vampyr.
Algunos de los escritores que más se destacaron dentro del romanticismo oscuro fueron E. T. A. Hoffmann, John William Polidori, Sheridan Le Fanu, entre otros.
Su obra dejó un importante legado que alcanza a la subcultura gótica debido a que abarca no solo aspectos literarios, sino estéticos en general, pues influyó en el simbolismo, en el decadentismo, en la ficción detectivesca, en la narrativa doppelgänger, en las teorías formalistas y estructuralistas, en la ciencia ficción, en la literatura de terror, en el absurdismo grotesco del gótico sureño, en el trascendentalismo e incluso en la psicología y en la parapsicología.
Al mismo tiempo empezaron a popularizarse ciertas drogas entre los artistas como el láudano y la absenta, con las que se pretendía alcanzar nuevos estados de conciencia.
En muchas tertulias de artistas románticos se decoraban las estancias con temáticas siniestras: calaveras, huesos, terciopelo negro y otros objetos similares.
En 1908, el estadounidense H. P. Lovecraft había escrito uno de sus primeros relatos, El alquimista, en el que intentaba imitar el viejo estilo gótico, incluyendo todos los lugares comunes del pasado (ruinas medievales, maldiciones, magia, etc.), pero con sus obras posteriores este autor crearía un nuevo tipo de terror, conocido como cosmicismo, que ejerció una notable influencia en el terror y la ciencia ficción posteriores.
Ella estableció la imagen clásica de la mujer pálida y fatal en posteriores películas, lo cual en última instancia influenció a la cultura gótica [cita requerida].
En 1987 se estrenó la película The Lost Boys, que exploraba el género de los vampiros desde una nueva y moderna óptica.
Las películas de Tim Burton presentan en su gran mayoría personajes góticos o inspirados en la cultura, especialmente Beetlejuice (1988) – protagonizada por Lydia, una adolescente gótica-, Edward Scissorhands (1990), The Nightmare Before Christmas (1993), Sleepy Hollow (1999).
Se han filmado algunas películas basadas en sus libros, destacándose Entrevista con el vampiro, protagonizada por Brad Pitt, y la más reciente Queen of the Damned.
Otros escritores de ficción que desde el siglo XX han influido en la subcultura gótica son Stephen King, Neil Gaiman y Clive Barker; este último retomó el tema clásico del antihéroe fáustico creado por Goethe.
Sin embargo, aún se hicieron películas icónicas como La sombra del vampiro (2000), que a pesar de su bajo presupuesto, consiguió un excelente resultado.
Toda esta explosión de nuevos movimientos fue relegando la ola oscura que se había extendido durante los años 80 y 90 del siglo pasado.
Tanto en hombres como en mujeres se usaron sombras para los ojos de colores azul eléctrico, púrpura y gris metálico.
La subcultura gótica se basa más en tendencias culturales y artísticas que en ideas éticas o políticas definidas.
En términos de percepción social, se les suele ver como personas con marcadas inclinaciones artísticas y estéticas.
Por ejemplo, el formar una banda, tocando música, haciendo ropa, diseñando, creando arte, escribiendo un fanzine o actividades de la línea y cultura del hazlo tú mismo.
Otra crítica interna recurrente al interior de la subcultura es hacia aquellas personas que se autodenominan góticas solo por su afición a la literatura y al cine de terror, o gustos similares, sin involucrarse realmente en el movimiento, su historia, su estética y, sobre todo, su música.
El elitismo gótico suele presentarse cuando una persona se obsesiona con las raíces históricas y más tradicionalistas de la subcultura, volviéndose intransigente hacia todo aquello que implique un cambio.
[16] Eventos como la masacre de Columbine, realizada por dos jóvenes incorrectamente relacionados con la subcultura gótica en 1999, reforzaron estos prejuicios, principalmente en los Estados Unidos.