Opción financiera

Una opción financiera es un instrumento financiero derivado que se establece en un contrato que da a su comprador el derecho, pero no la obligación, a comprar o vender bienes o valores (el activo subyacente, que pueden ser acciones, bonos, índices bursátiles, etc.) a un precio predeterminado (strike o precio de ejercicio), hasta una fecha concreta (vencimiento).

El modelo de Black-Scholes-Merton da unos valores teóricos para las opciones put y call europeas sobre acciones que no pagan dividendos.

El argumento clave es que los inversores podían, sin correr ningún riesgo, compensar posiciones largas con posiciones cortas de la acción y continuamente ajustar el ratio de cobertura (el valor delta) si era necesario.

Finalmente, el modelo también fue adaptado para ser capaz de valorar opciones sobre acciones que pagan dividendos.

Unos ejemplos de bienes subyacentes pueden ser índices, acciones, productos agrícolas, etc.

Por ejemplo, si un inversionista, al cual le gusta gozar del apalancamiento, especula que con sus conjuntos de opciones tiene significantemente más posibilidades de tener ganancias que pérdidas, ejecuta su orden con apalancamiento.

Principalmente, se puede resumir que las dos razones con más peso de importancia para utilizar opciones son el aseguramiento y la especulación.

La crisis financiera del 2008 sobre los derivados de deuda es un evento que hace testimonio a esto.

Si la acción cae por debajo de ese precio, el inversor gana dinero.

Las ganancias aumentan a medida que el precio de la acción baje en el mercado.

Es el precio que el comprador de una opción (put o call) paga al vendedor, a cambio del derecho (a comprar o vender el subyacente en las condiciones preestablecidas, respectivamente) derivado del contrato de opción.

Cuando un inversionista o especulador busca obtener utilidades combinando dos o más Contratos de Opción, con posición Corta y/o Larga y diferentes características, se considera una Estrategia de Opción.