Los jinetes incursionaron en primer lugar el cuartel general del coronel realista Saturnino Castro en Yocalla, para luego atacar el puesto avanzado de Tambo Nuevo.
[3] Mientras reorganizaba sus fuerzas en Macha, Belgrano ordenó a sus mejores oficiales diversas tareas de reconocimiento del campamento realista.
[6] Estos hombres habían jurado no volver a tomar sus armas en contra de los ejércitos independentistas.
Sus cuerpos fueron decapitados, y sus cabezas, junto con un refuerzo de ocho dragones, le fueron enviadas a Lamadrid, quien todavía se encontraba al acecho del enemigo.
Entre los tres dominaron al custodio y penetraron en el edificio, donde sorprendieron a otros diez hombres durmiendo.
Los once fueron tomados prisioneros, aunque más tarde uno de ellos -un sargento- logró escabullirse y dar la alarma.
Su retirada permitió a las tropas del general Díaz Vélez reunirse con el ejército de Belgrano en Macha.