Sonidos sonoros

Cuando esa presión vence la resistencia que los pliegues vocales están oponiendo, estos se separan bruscamente dejando pasar una gran corriente de ese aire, que, a su paso, genera un efecto de succión (efecto Bernoulli).

Esta succión cierra inmediatamente los pliegues reiniciando el ciclo de resistencia.

[2]​ Este proceso se repite periódicamente y es el que modula el aire para producir la onda sonora.

Es especialmente rara la falta de sonoridad en el caso de las vocales, no obstante son relativamente comunes las lenguas con vocales sordas como alófonos, es decir, sin que la falta de sonoridad afecte al significado, y existen también, aunque son muy pocas, lenguas en que algunas vocales sordas contrastan con otras sonoras como fonemas distintos, es decir, que distinguen palabras de distinto significado, y por tanto la sonoridad de las vocales en estas lenguas es información lingüísticamente distintiva.

Por otro lado, hay oposiciones fonémicas entre distintos modos de fonación (p. ej.

[6]​ Es importante aclarar que, aunque en español, la sonoridad sea correlativa con la tensión articulatoria; en otras lenguas, los sonidos sordos pueden ser laxos (no tensos), rompiendo así la correspondencia entre ambos parámetros fonéticos.

En estos casos, los sonidos tensos se manifiestan como consonantes sordas aspiradas.

[6]​ Desde los inicios de los estudios fónicos, se percibió una diferencia clara en los sonidos sonoros: “El espectro de las consonantes sonoras incluye formantes que son debidos a la fuente armónica.

Existe una relación directa en español entre la sonoridad y la tensión de los sonidos.

Esto nos proporciona, de nuevo, otra clave acústica para reconocer sonidos sonoros.

No obstante, aun con poca frecuencia, existen lenguas como el japonés con vocales sordas.

En la tradición fonológica del español, el rasgo sonoro era de gran importancia.

Así lo comprobamos en los clásicos,[11]​[4]​[12]​ cuyos manuales siempre proponen una clasificación de las consonantes similar a la que se reproduce a continuación: Esta clasificación tradicional ha sido desmentida en los últimos veinte años en varios aspectos.

Por otro lado, el mismo investigador, tras sus estudios sobre la articulación y la tensión, ha demostrado científicamente que el rasgo determinante a la hora de distinguir las oposiciones de obstruyentes labiales, alveolares y velares (i.e.

Una pista para llegar al verdadero rasgo distintivo fue la correlación que ya se ha mencionado en varias ocasiones entra la sonoridad y la tensión.

Finalmente obtuvo los resultados esperados: los sonidos obstruyentes no fricativos del español se oponen por su tensión (cuyo correlato acústico es la duración).

Animación de un corte sagital de los pliegues vocales en acción.
Acción de los pliegues vocales
Oscilograma (arriba) y espectrograma (abajo). La primera barra oscura horizontal, señalada con una línea azul, es la barra de sonoridad.
Última edición del Alfabeto Fonético Internacional.