Por ejemplo en muchas lenguas los dos formantes principales permiten distinguir la mayoría de sonidos vocálicos del habla.
La vibración de las cuerdas vocales produce ondas sonoras con un espectro de frecuencia bastante distribuido; estas son filtradas por el tracto vocal y algunas frecuencias son reforzadas y otras atenuadas.
El formante de frecuencia más baja se denomina F1; el segundo, F2; el tercero, F3, etc.
En las oclusivas y fricativas, los formantes son menos claros y esos sonidos se perciben en gran medida gracias al efecto ejercido en las vocales adyacentes, donde los formantes involucran más energía sonora o sonoridad.
Las consonantes róticas, por su parte, presentan pequeñas oclusiones y, en el caso de la múltiple ([r] como en río) aparecen formantes vocálicos.