[1][2] Los fonos se pueden caracterizar de dos modos: por su articulación, es decir, el conjunto de movimientos que el aparato fonador del ser humano realiza para emitir el sonido, y por su acústica, es decir, las características físicas (acústicas) del sonido ya emitido.En el análisis del habla se usa el análisis espectrográfico que permite descomponer las ondas sonoras el habla en superposición de ondas más simples de frecuencias fijas.No obstante, el grado de diferenciación que se considera significativo no es siempre igual, y por ello se puede hablar de una transcripción más ancha o amplia o de una más estrecha, esta última implica generalmente usar signos diacríticos adicionales.Dada una lengua L, los fonos identificados mediante análisis espectrográfico se pueden agrupar en familias de fonos similares según los juicios de distintividad que hace un hablante competente en la lengua L. Así podemos construir clases de equivalencia entre los diversos fonos, según un hablante competente medio los reconozca como el mismo fonema.A diferencia de los fonemas, que son entidades mentales, los fonos son realizaciones físicas medibles sometidas a variabilidad sistemática (entorno fonológico) y variabilidad accidental (no sistemática, ni regular y dependiente del volumen, tono y voz del hablante).