Durante ese año Carl Maria von Weber completó la ópera El cazador furtivo.
Frédéric Chopin, a los diez años, creó sus primeras piezas para piano mientras el joven Franz Liszt recibía formación con Salieri y Czerny en Viena.
Seguidamente, el compositor austriaco Anton Diabelli propuso a sus colegas músicos un tema de vals sobre el cual crear variaciones y le respondieron unos cincuenta.
Al año siguiente el compositor español Juan Crisóstomo de Arriaga publicó sus tres cuartetos de cuerda y Beethoven finalizó las Variaciones Diabelli y la Novena Sinfonía.
[5] Se conocieron en otoño de ese año en Mödling donde Maurice dejó una impresión favorable en Ludwig.
108 ya estaban finalizadas y se comprometió a entregar las sonatas en un plazo de tres meses.
En cartas al editor de 1820, ya hablaba de "Fertigstellung" (finalización); pero no está claro si se refería a conceptos, borradores o una copia que ya pudiera despacharse.
123 (que debería haber terminado en marzo de 1820),[9] descuidando así las otras dos sonatas.
En comparación con la anterior, esta última sonata tuvo un periodo de corrección e impresión bastante largo.
111 fue llevada a cabo por Maurice Schlesinger en abril de 1823 en París y por su padre en Berlín un mes más tarde.
111, se la dedicó a su alumno y mecenas, el archiduque Rodolfo de Austria, para quien también había compuesto la Missa Solemnis.
Como no pudo concluir esta última a tiempo para el nombramiento de Rodolfo como arzobispo de Olmütz, Beethoven pudo haberle regalado esta sonata para compensarlo, aunque no hay ninguna evidencia clara al respecto en las fuentes.
[18] Ries convenció a Muzio Clementi para que adquiriera los derechos para publicar ambas sonatas en Gran Bretaña[19] y Clementi las publicó en Londres ese mismo año.
Pero de entre todas estas composiciones ninguna está destinada al piano, que era su instrumento favorito, sino en general a agrupaciones instrumentales y corales, que parecieran ser más poderosos a la hora de expresar sus ideas musicales.
Su movimiento final es un extraordinario viaje espiritual, quizá sin parangón en la literatura pianística.
Sigue con ciertas libertades la forma sonata ya que presenta elementos fugados, temas entremezclados y una reexposición poco convencional.
Este es presentado en octavas paralelas en el registro grave del piano en fortissimo, y tras algunos compases, es repetido primero en piano, transpuesto dos octavas en el registro más agudo, y luego ligeramente modificado en la mano derecha, en forma fugada.
Tras 13 compases, la fuga termina para dar lugar al segundo tema, más lento (meno allegro - adagio) y en modo mayor.
Le sigue la coda, basada en los temas antes escuchados, con el motivo principal sonando en el bajo, la cual concluye en la bemol mayor.
La variación adquiere un carácter danzante con las corcheas sincopadas de la mano izquierda que se alternan en el bajo a contratiempo.
Si bien, cabe señalar que la indicación "3" del tresillo no figura en las ediciones de referencia.
En cuanto a la armonía se encuentran frecuentes y fugaces préstamos de otras tonalidades.
Es el primer forte del Finale, que se extiende hasta el pianissimo de la siguiente variación.
La mano izquierda continúa su acompañamiento en un largo murmullo descendente de veintisiete fusas organizadas en tresillos en cada compás.
Por último, todavía en tresillos de fusas, con ambas manos cubriendo todo el ámbito del teclado como en un último suspiro, una doble floritura ascendente por terceras termina en la escala descendente de do mayor, tocada en crescendo y a la sexta sobre tres octavas.
111 le valió una acogida perpleja por parte del mundo musical de la época.
[24][27][28] En 1823 una crítica del Zeitung für Theater, Musik und bildende Künste comentaba que la obra "rebosaba ideas y modulaciones asombrosas".
[32] Según Robert Cummings esta pieza es una de las más grandiosas sonatas para piano jamás escritas.
El tempestuoso primer movimiento de esta sonata junto con su larga Arietta subsiguiente, que constituye el segundo panel del tema con variaciones, llevan al oyente a mundos sonoros inexplorados hasta entonces por otros compositores.
No sólo contribuyó a dar forma al curso de la música para piano, sino que influyó en las composiciones orquestales de Mahler, Wagner, Franck y muchos otros.