Con el desarrollo del capitalismo, la producción se centraliza en empresas y se mecaniza cada vez más, en contraste con los modos de producción precapitalistas, donde el acto de producción era un acto en gran medida solitario realizado por individuos.
La socialización se produce debido a la centralización del capital en industrias donde hay rendimientos crecientes a escala y una profundización de la división del trabajo y la especialización en habilidades necesarias para formas cada vez más complejas de producción y creación de valor.
[1] En la crítica de Marx a la economía política, a medida que se desarrolla el capitalismo surge una contradicción entre el acto de producción cada vez más socializado y la propiedad privada y la apropiación de la plusvalía.
Este proceso transforma el acto de producción en un proceso cada vez más social y colectivo que implica planificación y mayor coordinación entre los productores, pero la apropiación del producto social en forma de beneficio privado sigue siendo un asunto privado de los inversores y propietarios de la empresa.
[3] Karl Marx imaginó que la socialización bajo el socialismo implicaba una expansión de la autogestión por parte de los trabajadores sobre sus procesos de trabajo, en contraste con la jerarquía rígida y la burocracia que caracteriza a las empresas capitalistas tradicionales.